El Palacio de la Magdalena es de visita obligada si vienes a Santander y un lugar muy querido por los santanderinos.
En verano es un centro de cultura y ocio fundamental en la ciudad, porque cuando nos referimos «Al Palacio» nos referimos a todo el recinto, que es una península: sus playas (hay que diferenciar el Palacio y Bikinis), la campa de la Magdalena que tiene vital importancia en la «Semana Grande» de Santander porque ahí se celebran los conciertos más importantes y donde la gente que es «más de prao» que de arena, disfruta de sus picnis, también tenemos el famoso mini-zoo con focas y pingüinos, las caballerizas donde se realizan parte de los cursos y actividades de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP) y el Palacio de la Magdalena sede central de la UIMP y lugar predilecto para los santanderinos para celebrar sus enlaces matrimoniales.
La Península de la Magdalena
Un gran parque de 25 hectáreas para disfrutar. Encontrarás uno de los monumentos más queridos por los que fuimos niños enganchados a «El hombre y la tierra», el monumento de Félix Rodríguez de la Fuente . Podemos disfrutar de la playa de Bikinis, encontrarnos con el Embarcadero Real y pasear a la altura del Faro de la Cerda hasta llegar a la explanada que nos conduce al Palacio de la Magdalena. Desde allí las vistas son deliciosas.
El Palacio de la Magdalena
El Palacio de la Magdalena fue construido entre 1909 y 1911, por suscripción popular y destinado a que se hospedase la familia real española, intentando hacer Santander uno de sus lugares de vacaciones. El diseño corrió a cargo de los arquitectos cántabros Javier González Riancho y Gonzalo Bringas Vega y se enclava donde estuvo el antiguo fortín de San Salvador de Hano, que protegía la entrada a la bahía.
Costó 700.000 pesetas de 1912 y fue sufragado por el ayuntamiento y un gran número de familias santanderinas que desempeñaron un papel fundamental en el micro-mecenazgo: La Sociedad El Sardinero consiguió 100.000 pesetas y la Familia Botín dono 1.000 pesetas ( entre otros).
Cuando fue amueblado en 1913 pasó de inmediato a ser residencia de verano del rey Alfonso XIII y su familia, quienes lo ocuparon regularmente hasta la proclamación de la II República. En 1914 fueron proyectadas las caballerizas por González Riancho que emulan a un poblado inglés medieval con tejados puntiagudos de vertientes pronunciadas. En 1982 fue declarado monumento histórico-artístico.
Pero a mí donde más me gustaba ir era al Palacio de la Magdalena en Santander, porque allí éramos más libres, hacíamos una vida completamente como «particulares»
Beatriz de Borbón y Battenberg
Don Juan de Borbón vendió el palacio al Ayuntamiento de Santander en 1977 por 150 millones de pesetas, una venta fue muy polémica porque los partidos de izquierda consideraron que fue la propia ciudad de Santander la que regaló dicho inmueble a la Casa Real en 1911.
La Universidad Internacional Menéndez Pelayo
En 1918 comenzaron a impartirse en el palacio cursos de verano, como lo demuestra un convenio con la Universidad de Liverpool. Este fué el germen de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, nacida de una original Universidad Internacional de Verano de Santander (23 de agosto de 1932). Desde abril de 1931, proclamada la República, hasta esa fecha, el palacio permaneció vacío.
La universidad tomó el palacio como sede desde el principio, según el decreto firmado por el entonces presidente de la II República, fruto del empeño del ministro Fernando de los Ríos y Francisco Barnés. Su primer presidente fue Ramón Menéndez Pidal, y su primer secretario Pedro Salinas.
Es un elemento dinamizador cultural del verano santanderino, no se entiende el verano en Santander sin la UIMP.
El magdaleno
Una buena manera de conocer toda la península y sus encantos, sobre todo si vas en familia con peques podéis optar por coger «el magdaleno»: El tren turístico que facilita el viaje a todos aquellos los prefieran un itinerario más cómodo y con comentarios de un guía.
Teléfono de reservas: 942 291044
Horario: en invierno de 9 a 13:30 y de 15:30 a 18:30; en verano: todo el día.