El Castillo de Edimburgo se alza sobre la colina del Castle Rock y es uno de los lugares imprescindibles de visitar.
Esta colina es muy especial: es un volcán de unos 350 millones de años y el Castillo que la preside fue construido en el siglo XXII en memoria de la reina Margarita.
Esta antigua fortaleza recibe un millón de turistas al año y tiene las mejores vistas del centro de Edimburgo. La única vía de acceso es por la Royal Mille (Milla Real) que nos lleva hasta una explanada con impresionantes vistas sobre la ciudad. Por cierto, explanada donde se quemaron a unas doscientas mujeres acusadas de brujería del siglo XVI al XVIII.
Al cruzar la muralla comenzamos a intuir la inmensidad del Castillo y los millones de historias que guardan esas paredes de piedras: refugio de reyes, objetivo de los ingleses, la vida en la fortaleza. A lo largo de los siglos el castillo ha sido residencia real, prisión y guarnición del ejército. Y por supuesto, un sitio central de distintas guerras y asedios.
El Castillo es enorme, hay distintas partes que comprenden distintas fechas desde el siglo XXII, donde comenzó, hasta el siglo XVIII. La Capilla de Santa Margarita es el edificio más antiguo de toda Escocia.
Dentro podemos visitar también el National War Museum, un repaso a 400 años de historia militar del país y donde verás una réplica de la vida de los prisioneros a finales del siglo XVIII.
Uno de los rincones curiosos de la fortaleza es el cementerio de mascotas, una pequeña terraza ajardinada y repleta de pequeñas tumbas que puedes contemplar desde arriba. Desde 1840, los soldados podían enterrar allí a sus mascotas, normalmente perros.
La Piedra del destino
Los Honores de Escocia (la corona, el cetro y la espada del estado), son las joyas que se utilizaban para coronar a los reyes escoceses y una de las cosas más importantes de la visita. También se expone en el Royal Palace, la Piedra del destino o Piedra de Scone, una reliquia de gran simbolismo.
Durante siglos, la piedra presenció la coronación de los monarcas de Escocia, hasta que, en 1296, el rey inglés Edward I la incorporó a su trono, iniciando así una afrenta política entre ingleses y escoceses por su control.
El día de Navidad de 1950, cuatro estudiantes escoceses irrumpieron en la abadía londinense de Westminster y robaron la codiciada piedra para devolverla a Escocia, con la mala suerte de que, mientras la trasladaban, cayó y se partió en dos. Tras varias andanzas por el Reino Unido, finalmente la depositaron en la abadía de Arbroath bajo la custodia de la iglesia escocesa, que la retornó a Westminster. Hay hasta una película sobre este asunto, Stone of Destiny.
En 1996, el Gobierno inglés voló de regreso a Escocia en una gesto de conciliación. La piedra esta en el Castillo y sólo lo abandonará el día que un monarca se corone en la abadía de Westminster.
Por supuesto, el Castillo tiene sus leyendas, como otras tantas leyendas que os hemos contado y supersticiones.
- Tenemos un famoso fantasma, Lone Piper o Gaitero solitario. Hace siglos, al descubrir los túneles secretos bajo tierra, un gaitero fue enviado a investigar. Debía tocar constantemente el instrumento para que desde la superficie se pudiera trazar la red de túneles. De repente, el sonido se detuvo y nunca se encontró al gaitero. Se dice que por las noches, cuando la ciudad duerme, se oye el sonido de una gaita, como un lamento, que sigue tocando eternamente buscando la salida…
- Otra superstición dice que a los estudiantes les da mala suerte en los exámenes visitar el Castillo antes de graduarse. Pero también dicen , que tocarle el dedo a la estatua de Hume da buena suerte a los estudiantes. 😀
Todos los días a la 13:00 se dispara el cañón One o’clock Gun
El One o’clock Gun, es un cañon que se dispara todos los días del año, excepto los domingos, el día de Navidad y Viernes Santo, a la una en punto. ¡El sonido se oye por toda la ciudad!
Por último, nuestra recomendación:
Si te apasiona la historia y quieres tener una experiencia, quizá, más plena, es posible que te interese participar en un tour donde te expliquen las historias de este Castillo. Nosotros lo hicimos sin tour, por libre. Te da libertad y a nosotros nos gusta, pero también reconocemos que te pierdes muchos detalles de la historia, a no ser que vayas muy empollado (que no fue nuestro caso). De cualquier manera, aunque la entrada no es barata, nosotros recomendamos que dediques una mañana al Castillo.