Poco a poco nuestro viaje por el Sudeste Asiático avanzaba y ya nos disponíamos a llegar a Phnom Penh, la capital de Camboya, los últimos dos días los hemos pasado en Kratie descansando y viendo delfines en el Mekong. Después de cruzar la frontera de Camboya desde Laos, el cansancio del viaje y la acumulación de días, el viaje desde Kratie hasta Phnom Penh nos dará unos cuantos días más de descanso.
En este punto del viaje ya sabíamos que los transportes en Camboya van siempre bastante llenos, de hecho va siempre con más personas que plazas, sobre todo los mini buses y las vans (furgonetas), así que decidimos preguntar en varios sitios a ver que nos comentaban. Al principio el precio era de 10$ por persona, pero poco después el precio ya bajó a 7$ por persona saliendo al día siguiente a las 6:30 de la mañana.
Al comprar los billetes el tío que nos los vende nos «garantiza» que nosotros tendremos nuestro asiento, es decir, que no habrá más gente de la que entra en la furgoneta, en realidad se lo preguntamos para ver que nos dice, porque sabemos que cuando salgamos mañana él no estará, el conductor no entenderá nada de lo que le digamos y en la furgoneta entraran todas las personas que tengan que entrar, pero es divertido, al menos, es lo único que podemos hacer, hablar 😀
Como ya esperábamos a las 6:30 de la mañana, la furgoneta todavía no ha llegado, se retrasa un poco. Al llegar nos subimos y como también era de esperar vamos 19 personas en las 12 plazas de que dispone la furgo. Más o menos vamos cómodos, «cambodian style».
Salimos a las 7am, la carretera está perfecta, hacemos unas cuantas paradas para coger y dejar gente y a las 2h de camino paramos a comer. En estos viajes está de muerte el plátano frito, son como chips de plátano con azúcar, deliciosas. Llegamos a Phnom Penh a las 11:30, unas 4h 30′ de viaje. La furgo nos deja al lado del mercado central, a unos 10′ andando de la zona del Mekong y en donde tenemos varios guest house localizados para ir a buscar alojamiento.