La visita al «Barrio Chino» ( Chinatown) de Bangkok es otra las cosas que no te puedes perder. Nosotros llegamos en autobús ( el número 13) y al atardecer, que es cuando hay que ir. Hay que ir para cenar, a ver a una gran cantidad de gente en restaurantes y chiringuitos que improvisan terrazas con mesas y sillas, todo eso, al lado de la carretera.
Chinatown fue creado por la población china emigrante al instaurarse Bangkok como capital de Tailandia en 1782.No nos pareció muy grande, tampoco quisimos perdernos mucho entre callejuelas y exploramos la calle principal y aledaños. La calle estaba muy animada, con mucha gente, preparada para cenar. Por supuesto, ya sólo como curiosidad gastronómica merece la pena acercarse.
Esta lleno de comercios, restaurantes callejeros y tiendas de joyas, de «compro oro» y otras curiosidades. Chinatown es una experiencia que no debes perderte.
Nosotros estuvimos 2 noches. Uno de ellas fuimos a cenar a un restaurante de marisco y pescado a la parrilla «abarrotado». Había una gran cola y estaba lleno hasta la bandera. Son las típicas señales que te hacen pensar que debes probarlo y allí fuimos. La cola iba bastante fluida, así que no esperamos tanto como pensábamos. Conseguimos sitio en la calle, en la terraza, había un menú en papel y nos hicimos entender y nos dispusimos a cenar.
Otro día cenamos en un chiringuito improvisado: un puesto al que habían añadido una par de mesas y sillas. Yo me acerque al 7eleven a comprar una Chang para engullir mejor nuestros platos ( como ellos no vendían cerveza no hay ningún problema porque te la traigas).Unos momos fritos deliciosos, noodles con pollo y la cerveza 210 BTH (un poco más de 5€) :D.
Recuerdo perfectamente la mesa de al lado ¡como para olvidarlo! 2 parejas «occidentales» andaban con nada menos que 7 niños! ¡¡ SIETE !!. Calculando sus edades había un bebe y los demás debían estar entre los 3 y los 8 años. Lo recordamos perfectamente porque eso nos hizo pensar en como si se quiere, se puede. La verdad es que niños y niñas estaban muy tranquilos cenando , pero los padres y madres no paraban. Se les veía felices a todos. ¡Menuda experiencia!. Nos acordamos de nuestros amigos de «Un mundo para 3» que siempre han viajado con su hijo. ¡Cuanto bien para los chavales esto de viajar y ver mundo desde tan pequeños!.
Para regresar al gesthouse volvimos a coger un autobus, y esta vez, pasamos por el mercado de las flores. Decidimos pararnos para poder observar todos esos puestos nocturnos de flores para ofrendas. Pero esto os lo contamos en otro post.