Nos vamos

Basílica del Santo Sepulcro, Jerusalén

Una de las visitas obligadas al llegar a Jerusalén, seas o no creyente y seas o no cristiano es la Basílica del Santo Sepulcro, el punto exacto donde según los Evangelios se produjo la Crucifixión, enterramiento y Resurrección de Cristo, vamos, un punto importante en la historia y en la ciudad de Jerusalén.

Como ya explicamos en otro artículo sobre Jerusalén, la ciudad vieja de se divide en 4 partes, una de ellas la parte cristiana en la que se encuentra el Santo Sepulcro y a la que se puede acceder desde varias zonas del mercado que hay en la ciudad vieja.

Dentro de la basílica hay tres zonas importantes, La piedra de la unciónGólgota o Calvario, lugar exacto de la Crucifixión de Jesucristo y el Santo Sepulcro.

La Basílica se comenzó a construir en el año 326 por el Emperador Constantino en el lugar que estaba erigido el culto pagano a la diosa romana Venus, mandado construir por Adriano, hacia el 135.

En el año 638 la ciudad  fue invadida por el califa Omar se le invitó a rezar en la iglesia, este declinó la oferta ya que si lo hubiera hecho los musulmanes la hubieran convertido en una mezquita. Aunque este hecho no salvó la iglesia durante mucho tiempo, en el año 1009 fue destruida por el califa Hakim, algo que se cree no hubiera sucedido si el califa Omar hubiera rezado en ella. Nunca se sabe como acertar con estas cosas 😉

La piedra de la unción

Cuando entramos en la Basílica tenemos que ver varios sitios en ella, nada más entrar por su puerta veremos la losa de piedra en la que supuestamente fue ungido el cadáver de Cristo antes de ser sepultado, es fácil de distinguir, veréis que siempre hay gente recostada sobre ella, rezando, besando, etc.

Desde ese punto se descubre la complejidad arquitectónica del conjunto, diferentes construcciones a lo largo de los siglos hacen del Santo Sepulcro un puzle difícil de entender a primera vista. A la complejidad arquitectónica se añade la humana y religiosa pues cristianos católicos, griegos-ortodoxos, armenios y etíopes se dividen el control de los espacios y que por cierto suele crear no pocos conflictos por quien debe hacer las cosas.

El mosaico que hay al fondo fue donado en 1964 para conmemorar la visita del papa Pablo VI.

Entrada de la Basílica y piedra sobre la que ungieron a Jesucristo

Mujeres rezando sobre la piedra en la que ungieron a jesucristo

Mujer rezando sobre la piedra en la que ungieron a jesucristo

El Santo Sepulcro

Si continuamos hacia la izquierda desde la entrada llegaremos al sepulcro, una pequeña construcción en el que se supone está el sepulcro en el que enterraron a Jesucristo. Tendréis que hacer cola si queréis entrar, la gente suele pasar un buen rato en su interior, así que normalmente dentro hay un sacerdote que «anima» a que la gente rece rápido y deje pasar al siguiente.

Dentro del sepulcro está la tumba con una losa de mármol que tapa la piedra en la que se supone que se depositó el cuerpo de Jesús.

Gólgota o lugar del calvario

Desde la entrada a la basílica, nos dirigimos a la derecha y después de subir unas escaleras llegamos donde se situaba la colina conocida como Gólgota (Calvario en Latín), el lugar en el que se supone que Cristo fue crucificado y que alojaba la cruz. Hoy en día un agujero bajo el altar marca La roca (montículo de piedra) del Gólgota, donde fue plantada la Cruz de Jesús.

Iglesia de Santa Elena

En un lateral del complejo y bajando unas escaleras se encuentra una pequeña capilla. Según la leyenda, es el lugar en el que la emperatriz Elena, tras fracasar en la búsqueda de la cruz, inició la búsqueda del sepulcro, y que al derruir el templo pagano para aislar el Calvario e iniciar las nuevas edificaciones aparecieron también tres cruces, una de las cuales necesariamente habría de ser la Vera Cruz o auténtica cruz del martirio de Cristo. Varias leyendas describen el prodigio que permitió identificar la Vera Cruz, casi siempre basadas en que una de las cruces producía curaciones milagrosas, y las otras dos no.

Hay un pequeño altar, pero personalmente, lo que más me llamó la atención fue la cantidad de cruces «talladas» en las piedras de su construcción, hechas por los peregrinos que acudían en la época de los cruzados a Tierra Santa. Al llegar hacían una marca en forma de cruz en la roca.

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